La mayoría de las células que alberga nuestro organismo no son humanas: un número hasta 10 veces mayor que éstas pertenece a los microbios que viven en nuestro interior, en perfecta simbiosis con el cuerpo en el que habitan. Intervenir sobre esta colonia de diminutos seres, o añadir otros nuevos mediante la dieta, podría ser una de las claves de la investigación médica de los próximos años.
Los productos alimentarios probióticos (que introducen microorganismos vivos a través de la dieta) o prebióticos (capaces de modificar la flora intestinal) gozan ya de cierta popularidad entre los consumidores, pero los expertos prevén una revolución mucho más profunda a medio plazo, con medicamentos regulados y aprobados que puedan prescribirse para combatir enfermedades concretas.
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